#feat. sukja.
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FARO. "Mira estos símbolos, parecen advertencias." @dosukja @ncmra
La voz femenina a sus espaldas le hace dar un respingo donde inhala con fuerza, manos tallando sus ojos con rapidez en un intento de retirar cualquier humedad perceptible. Había decidido pasear en los alrededores del faro y sus pensamientos terminaron por abrumarlo.
"¿Has logrado descubrir de qué van?" Habla primero por encima del hombro, poco a poco dándose la vuelta. "He intentado buscarlos en los pocos libros a los que nos han dado acceso y... nada. Es como si fuese un conocimiento que no quiera estar al acceso."
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Por segunda ocasión, la escucha en silencio, sólo que ahora están sus brazos recibiéndole en un agarre liviano donde todavía otorga el espacio suficiente para que se aparte según sea su decisión. Al mismo tiempo, fue asintiendo sólo cuando lo sentía necesario, y con la mirada vagando entre los colores del atardecer. Cuando hablaba de casa, con la nostalgia en la que ella lo hacía, suponía que lo mejor que podía ofrecerle era su presencia y unos oídos atentos que recibían hasta el más mínimo detalle. Aquellas palabras, sin saberlo su autora, dibujarían la isla con una fidelidad fresca que le harían olvidar que se encontraban en el mediterráneo y no en los confines del pacífico.
"¿Volverás cuando acabe Reverie? Al menos para unas merecidas vacaciones. Algo como... recargarte de energía." Aunque la siente apartarse un poco, deja que permanezca el brazo que le rodea la espalda, con una mano recayendo sobre el hombro opuesto, donde puede desperdigar caricias suaves. "¿O extrañas más Seúl?" Por lo que han hablado hasta ahora, diría que no, pero no es nadie para responder por ella así que ladea el rostro a la espera de su respuesta. Veera no lo piensa cuando se acerca y deja la caricia de un beso tibio entre las hebras cálidas por el sol, cerca de su coronilla. "Pronto volveremos."
Exhala una sonrisita tímida. Sukja le pone todo en bandeja de plata; el encariñarse, el querer escucharla, el querer estrecharla... Cuidarla.
"Sí, quiero volver. Pero no por la ciudad, el país, o la gente, sino por mi familia. Viajando entre tantos países estos últimos meses, he caído en cuenta de que quizá podría ir a cualquier lugar... El problema es que no están ellas. A veces siento que siempre me pesará si no las tengo cerca. ¿Es parte de crecer?" Consulta con ella con las cejas en algo, considerando que es mayor y quizá tiene más experiencia en... todo. "Dejar el nido o algo así."
"Prácticamente, sí." Responde sin realmente ser capaz de mirarle de vuelta. Tal vez, en el tono rosáceo que ahora se pinta en el ocaso, encuentra mejor excusa para no dejar entrever la melancólica expresión que ahora ha de estar invadiendo cada poro de su piel. En momentos así desearía ser menos obvia, poder guardarse lo feo y botarlo en algún lugar que no pudiese ser encontrado. Pero el tacto de Veera es tan gentil, tan noble, tan cálido; que pronto se encuentra a sí misma buscando refugio en un pequeño lugar de su pecho—allí, donde los rayos del sol no llegan, ni tampoco lo hace el desasosiego, la pelirroja recuesta con cuidado su cabeza y no dice nada más por un rato.
Sólo en ese momento, encuentra la calma que tanto había pedido.
Tal como ha llegado el contacto, Sukja se encarga de desvanecerlo al poco tiempo y, como si no hubiese estado a punto de explotar allí mismo, una dulce sonrisa acompaña cada foto que Veera pasa y que guarda una memoria que no termina de contar. "Ajá, ajá. De vuelta a casa incluso caminaba un tramo porque quería ir bordeando la playa. Es tan bonito allí, Veera, porque en algunos lugares parece el sitio más calmado del mundo, mientras que en otros la adrenalina puede sentirse en el aire." Gamja, el camino de la escuela hasta la estación de autobús, su mismo hogar. Jeju era diferente en cada rincón. No podría amarle más sin que el pecho se le reventara. "Sin importar cuál sea la vibra, lo mejor es que el mar siempre parece estar tranquilo mientras la vida sigue."
Quizás, por eso siempre le había gustado. "Mhm. Toda playa es bien apreciada." Concuerda, usando el costado ajeno como punto de apoyo para su cabeza. Y como ella nunca ha sido exigente, con que le deje observar al infinito a su lado le parece el plan perfecto. "A veces temo volver y amañarme mucho," es una confesión a medias, pero confesión al fin y al cabo. "Dejé de ir con frecuencia cuando me mudé Seúl, muchas cosas han cambiado desde que estuve allí." No es que no le gustara, es que nunca aprendió a adaptarse rápido a los cambios de la vida.
"¿Quieres volver a casa, Veera? Tú estás un poco más cerca a la tuya."
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los tres con sukjita
PARTE A.
te prestaría mis apuntes | préstame tus apuntes | quiero conocerte mejor | espero caerte bien | me gusta hablar contigo | espero que nos entendamos mejor | quiero ser tu amigue | eres mi amigue | te considero de mis mejores amigues | quiero cuidarte | no quiero que te pase nada malo | pienso que eres linde | no sé cómo me haces sentir | me confundes a veces | me alegra que estés en mi vida | quisiera entrenar contigo | no me caes bien | tendría una cita contigo | quiero que sepas sobre mi pasado | quiero saber más de ti | me lo paso muy bien contigo | me siento segure contigo | te daría un beso en la mejilla | sostendría tu mano | te daría un abrazo | dormiría a tu lado | me emborracharía contigo | te pegaría una bofetada | quisiera estar en las mismas clases | pelearía a tu lado | me gustaría estar en el mismo equipo | odiaría estar en el mismo equipo | te traicionaría | nunca te traicionaría | fuera de reverie seríamos amigues | fuera de reverie no seríamos amigues | si te veo en un café, te invitaría | si te veo en un café, te evitaría.
PARTE B.
★ ★ ★ ★ ★ / compatibilidad física: me atraes, creo que eres atractive. ★ ★ ★ ★ ☆ / compatibilidad emocional: me gusta hablar contigo. ★ ★ ☆ ☆ ☆ / a futuro: creo que podría interesarme en ti.
PARTE C.
"Me gusta su cabello, su sonrisa, la manera en que guarda silencio cuando le estoy contando algo incluso si es una tontería. Me encanta cuando piensa en mí y me comparte de su comida, o cuando me fastidia porque— sé que lo hace con cariño. Siento que es una persona que guarda mucho amor en cada gesto pequeño que hace aunque... creo que no se ha dado cuenta de eso. O de lo afortunado que me ha hecho sentir cuando me comparte sus pensamientos. Es una de las amistades que me gustaría seguir conservando cuando acabe el programa."
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📍 jardín de las rosas. ( 1 / 2 ) @dosukja
' ese tiene forma de ratón, ¿le ves las orejas? aquel... aquel es un cerdo. ' mientras aprovechaba su paleta de helado, dejó que el dedo de la diestra trazada líneas invisibles que intentaban darle forma a las nubes en el cielo. ' aquel, uh, ¿no se parece al profesor steele? ' según él, la calva estaba clarísima.
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le habían llamado de muchas maneras a lo largo de su adultez, y seguramente raro no fuese una de las pocas, sin embargo, el que en su primer día en berna ya se hubiera ganado el adjetivo le hizo carcajearse brevemente. ' ¡no soy raro! ' ¿o sí? no importa, ha escuchado opiniones peores. ' lo que encuentro valioso es ... el conocimiento. ' exhala los restos de una risita. ah, qué chica tan graciosa. ' los gustos de los demás revelan sobre sí mismos más de lo que te imaginas, especialmente a nivel inconsciente. todo tiene su motivo de ser... ¿no te parece? ' aprovecha que la otra ha abierto la puerta para él para continuar el camino hacia las escaleras. ' así que no me negaré a tus mandarinas. a menos que sea una jerga en que las generaciones de ahora intentan expresar... otras cosas, ' pronuncia vocablos finales con lentitud, haciéndose el idiota porque para poner cara de inocente estaba hecho. ' sea peligroso o no, no te haré daño. promesa de meñique. ahora indícame, ¿esta es la residencia de... un grupo? ¿cuál? '
“Eres extraño.” Es lo primero que se le viene a los labios cuando termina de escucharlo. No es el tema de querer dinero o no, piensa en lo que sus cejas parecen hundirse más en su ceño fruncido, es sólo que... “¿Te parece valioso todo lo que... alguien más considere valioso?” Sukja no está segura si está lidiando con un alma genuinamente curiosa o si simplemente es alguien con un pensamiento crítico muy pobre. El no estar segura, sin embargo, es quizá lo que la ha hecho abstenerse de seguir cortando la interacción — eso y que, bueno, el extraño tiene la mitad de sus pertenencias en sus manos. Literalmente. “Ya sé qué. ¿Te gustan las mandarinas? Puedo darte un par.” Solo un par de segundos después recapacita y se siente tonta, ¿había sonado como doble sentido? Esperaba que no fuese el caso. Su mano entonces empuja una de las puertas, deteteniéndola con su costado para que el contrario se haga paso en el interior del sitio. “No puede gustarte todo lo que la gente tenga para ofrecer ¿o sí? ¿No te has topado con un pago desagradable hasta ahora? Tal vez eres peligroso y yo estoy aquí, aceptando tu ayuda y sacándote plática.”
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' ah, ¿lo dices por mabom? porque incluso por encima de eso, tu opinión será tan valiosa como el resto. ' de repente saca su teléfono. mientras escribe en él sigue aportando en voz alta: ' puedes compartir tus experiencias y hacer conjeturas respecto a lo que no funcionó. ' en el apartado ingresó algunas ideas que se le iban ocurriendo. por ejemplo, actividades de confianza, de resolución de problemas... ¿quizá conocerse a profundidad? ' me gustaría que pudiéramos hacer cosas en conjunto, sin que existiera la obligación de las misiones de por medio. aunque... para eso tengo que descubrir qué gustos hay en común. ' entonces elevó la mirada. ' ¿me ayudarías? '
“No quería decir eso.” Ella, mucho menos que nadie, tenía derecho a hacerlo. Ah... La botella de Sukja baja tan lento como ha subido, mientras su mirada se desvía hasta algún punto más allá de las ventanas que dan a la plaza. “Creo que soy la menos indicada para preguntarle...” ¿Cuánto llevaba en Lammas, dos días? Podía saber tanto como el siguiente Mabom en haber sido añadido al grupo, pero no lo diría tan de frente. Procuraría cuidar su integridad al menos esta noche. “Si mis suposiciones son correctas, puede que sea más un tema de trabajo en equipo. Aunque muchos son capaces de manera individual, a la hora de unirse a realizar algo en conjunto, no encajan muy bien.”
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veera no era de celebraciones grandes, alta densidad de invitados o pomposidades. a veces no sabe si por gusto o porque no ha tenido la oportunidad de gozar de algo diferente a las clásicas fiestas pequeñas con pocos conocidos. sin embargo, estar allí le da una perspectiva diferente. a veces sentía la necesidad de salir de la caja, dejarse empapar por experiencias nuevas, vivir. ' creo que... ' inhala profundo antes de exhalar sus próximas palabras. ' sí. pero sólo una vez... ya sabes. para decir que lo tuve. aunque supongo que ya es demasiado tarde para fantasear con eso... ' eventualmente se enfoca en el acercamiento de los dedos de la chica. los mira caminar por encima de su piel, tocándolos pero sin hacerlo realmente, sin rumbo, dispersos, mientras una pequeña sonrisita se asoma en sus labios. todo en sukja era cauteloso, precavido, temeroso. no la culparía, él no era de los más valientes, incluso si en ese momento sentía el súbito impulso de estrechar aquellos dedos entre los suyos. ' es una perspectiva muy sabia. ¿dónde la aprendiste? ' ha bajado la voz sin darse cuenta mientras deja que su mirada dibuje un camino hacia arriba, buscando encallar en los orbes ajenos. la pregunta sobre la identidad del alguien quedó colgando del aire hasta que una de sus manos subió, el índice y medio actuando para cuidadosamente acomodar un mechoncito de cabello detrás del perfil de la oreja femenina. su cabeza negando sólo fue un movimiento apenas perceptible. no es necesario, quiso decirle. sin embargo, verbalizó algo más. ' ya lo estaba haciendo de todos modos. ' su voz muere en un murmullo. y no lo había elegido él, a consciencia, sino algo que iba más allá, desde la mismísima noche de la puja en portugal. ' aunque... me hace falta poner en práctica eso de no pensar en el mañana. '
"¿Un evento así para mí?" La pregunta le toma por sorpresa no por la logística y magnitud que una ocasión como esta requiere, pero más por que de hecho, nunca se le cruzó por la mente la posibilidad de ser protagonista de algo tan grande. Acostumbrada a recibir lo que sea que los demás estuvieran dispuestos a darle, Sukja nunca acostumbró a pedir de más — sólo a conformarse. Es tal vez por ese pensamiento que tiene tan arraigado en su interior, que niega con su cabeza, mientras que una risilla ligera abandona sus labios. "No sé si podría soportar tanta atención puesta sobre mí." Confiesa. Nunca la tuvo, de todas formas. "¿Qué me dices de ti? No sé si hayan debutantes hombres, pero... ¿te habría gustado experimentarlo?" La curiosidad puede sentirse clara en sus palabras, así como en sus luceros que parecen haber encontrado un buen refugio en el rostro adverso. Allí, bajo la luz de la farola, las facciones de Veera adoptan una calidez que (cree ella) le sientan muy bien. "A alguien." Asiente lento, mientras sus inquietos dígitos trazan un camino hasta dar con los contrarios. Sukja está lejos de ser una persona valiente a pesar de en ocasiones parecer lo contrario, esta verdadera naturaleza se revela en cómo busca el contacto ajeno con timidez, con dedos que no se entrelazan por completo con los ajenos, pero que sí juegan a dibujar patrones sinsentido en el dorso del más alto. "Yo pienso que... en ocasiones es mejor centrarse en aquellos que tienes cerca, frente a frente, ¿sabes? Aprovechar el presente y no darle tantas vueltas a lo que puede ser el futuro. ¿Muy vago de mi parte? ¿Debería darte un nombre concreto?" ¿Debería decir el propio o sería demasiado?
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Veera está bastante lejos de sentirse amenazado. Por el contrario, reprime una risita donde las ganas de estrujarla en sus brazos son difíciles de mantener a raya.
"¡Ojalá fuese de tu altura! Me vería tan lindo y adorable que todos harían lo que quisiera," y si bien no usaría un poder como tal para el mal, es exactamente así como percibe a la mayor. "Por cierto, tú y yo tenemos un tema pendiente—" mira alrededor, De repente, se sentía demasiado conscience de que fuesen los únicos que ya no se enfocaban en la música sino en la conversación que tenían. "¿Podemos buscar otro lugar para hablar?" Dos de sus dedos pellizcan la tela inferior de la camisa femenina, tironeando para que abandonaran aquella fiesta de música silenciosa en pos a un lugar más tranquilo.
El espacio perfecto es encontrado en las afueras, donde varios cojines han sido acomodados a la espera de cualquiera que desee tomar un descanso.
"¿Seguiste dándole vueltas al tema del que hablamos?" No quiere decir nombres, por supuesto, pero asume que capta hacia dónde va.
Tiene que hacer un esfuerzo sobrehumano para no soltar un comentario desatinado frente a un tópico en el que apenas y han comenzado a adentrarse. Por eso, cuando Sukja siente la imprudencia en la punta de la lengua, se encuentra a sí misma presionando sus labios para reprimir su sonrisa. Si Veera es no es lo suficientemente atento, el gesto podrá pasar como nada más que una simple manía. "¡AH! Esta es la canción que estuvo en mi Tiktok durante todo junio, qué cosas." Allí, una risilla que disimula al moverse al son de la música, termina por escapársele.
"¿Vendrás conmigo? No digas que no a última hora." ¿Es una amenaza? Tal vez. Su mirada como nunca se afila, aunque no demora demasiado de ese modo. Con Veera, le resulta casi que imposible molestarse. A no ser que haga algún chiste con respecto a su altura, eso cambia las cosas (justo como ahora). "Es un tema delicado, sabes..." Plantea tras hacerle el peor puchero de la historia. De hecho, detesta estar haciendo aquel gesto. "La gente alta como tú no sabe lo que es vivir con esta condena que es medir medio metro―por favor abstente de repetir lo que acabo de decir sobre mi altura. Sólo yo puedo decirlo."
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no, está seguro que nunca le había mencionado sobre sus orígenes y aún así... todo calza. después de pocas semanas conociendo a la chica, puede decir que su presencia se le antoja como la pintura de un valle de flores con un montón de tonos cálidos y violentas. algo así como una imagen perdida, de esas con las que sólo das una vez en la vida. ' ¿en serio? ' exhala maravillado, ' tu grupo debe sentirse afortunado de que estés con ellos. nadie más que tú sabrá cómo tratar la tierra y sus frutos. incluso haces horas extras, ¿eres su profesora? ' bromea con una sonrisa suave refiriéndose precisamente al estado en el que le ha encontrado. pero más tarde, su rostro pierde algo de color: ' ¿¡durmiendo en los establos!? ' no sólo se alarma, la mano que no sostenía la sombrilla es agitada vigorosamente por delante. ' ¡no, no, no! ¡para nada! ' el gran falso nieva, de ese modo omite las pequeñas siestas que ha dado en cada lugar que ha creído nadie puede descubrirlo. ' sólo... duermo en mi cabaña. ' se mordisquea la esquinita del labio inferior. ' ¿estás preocupada por el torneo? te ves bastante tranquila. quizá tienes habilidades para pelear y no me has dicho... '
“Creo que no te lo mencioné nunca, ¿no?” Inquiere en lo que sus rodillas se estiran con suavidad hasta quedar de pie. Su altura total no le basta para si quiera poder ver al contrario cara a cara. “Nací y crecí en una granja de mandarinas, mamá tenía una huerta que cuidábamos entre las dos. Ella es la experta pero digamos que... me robé alguno de sus trucos.” Hay un guiño en uno de sus ojos, fugaz y juguetón, que se pierde tan pronto Sukja comienza a retirarse de encima los utensilios de cosecha y da los primeros pasos en dirección a la cocina. “Hum, los primeros días fueron fáciles, entre el cansancio del entrenamiento físico y las actividades al aire libre. Pero con el día del torneo acercándose y todo lo misterioso que parece ser, he sentido un poco de ansias.” Menciona, quizá con las esperanza de que sus palabras se las lleve el viento. “Escuché que han habido personas durmiendo en los establos a escondidas. ¿No serás uno de ellos? De todas formas... No estamos durmiendo mucho, no con la hora a la que estamos despertando.”
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' me gusta mucho. lamentablemente, no he podido hacer turismo ni siquiera dentro de mi país, ' del mismo modo, el haber partido a reverie ha sido su primera vez poniendo un pie fuera de escocia... y hasta entonces llevaba tres países. por un momento, se cuestiona si ya se lo había mencionado antes. entiende la presencia de sukja como una compañía acogedora que le da pie a regalar pensamientos, anécdotas, sentimientos, sin siquiera percatarse. ' por ejemplo, me gustaría conocer thailandia. mi mamá siempre tiene muchas cosas que contar sobre ella... de su gente, de sus monumentos, de sus paisajes, ' está por devolver un ¿y tú?, pues no conoce a una persona sin interés por explorar, cuando nota los dedos entrando en su campo de visión para arreglar aquellas hebras que él ha sido incapaz de manejar. el cumplido, sin embargo, es la cereza del pastel con la que separa los labios y vuelve a unirlos, al menos dos o tres veces, sin el agradecimiento que desea emergiendo de ellos. no. estaba. acostumbrado. a. eso. ' mmmmmnh, ' el ruidito vibra en la base de su garganta mientras su boca forma una línea tensa que finaliza en un par de pequeños hoyuelos. ¿era la primera vez que le hacían un cumplido en la noche? ' ¡quedémonos con el viaje! ' intenta disiparle las dudas del jarrón cuando se adelanta, como aquello fuese algo que pudieran repartírselo (o existiera la garantía que de se lo podían quedar). ' he visto poco de los jardines... ' sólo mirándola a ella cae en cuenta que, con flores o sin ellas, el panorama que tiene seguirá siendo bonito. muy bonito. pero si esos eran los deseos de la chica, los cumpliría de todos modos: ' ¿vamos? ' después de cavilarlo algunos segundos, extiende su brazo flexionado para iniciar el paseo. quizá un poco de aire disiparía la sensación cálida en sus orejas.
“¿Te gusta la idea de viajar?” Quizás él, tal como ella, es una mente curiosa. La idea de que el viaje fuese de las cosas más baratas en la noche le decepciona un poco, más no se le hace difícil imaginar que cuando se tiene todo, ir a cualquier país no ha de ser más que una experiencia mundana. Un suspirito abandona sus labios sin mucho reparo, y no es hasta que Veera pregunta, que sus redondos ojos lo enfocan justo cuando el mechón vuelve a posarse sobre su frente. Casi que por instinto guía su mano hasta los cabellos ajenos y con todo el cuidado del mundo, los acomoda de vuelta. “Te ves bastante apuesto esta noche.” Musita, en un principio distraída. Solo cuando se percata de que tal vez lo ha estado contemplando durante unos segundos más de lo usual, Sukja desvía su mirada de nuevo hasta el cuadro. “Los jarrones de la dinastía Qing son bastante lindos, pero...” ¿Qué haría ella con algo tan valioso metido en los cuatro metros cuadrados a los que ella osaba llamarles hogar? No había punto alguno en intentar mezclarse con un ambiente al cual no pertenecía. Las comisuras de sus labios entonces se curvan y con un par de pasos, ha logrado darle la espalda a la pintura. “... Creo que sigo prefiriendo estar aquí afuera. ¿ya visitaste los jardines? Escuché que hay flores muy bonitas allí...”
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' diciéndolo así, siento como si nos escondiéramos de los demás... ' y claro, entendía que fuera hasta la biblioteca para refugiarse en la paz del silencio restrictivo que la caracterizaba. sin embargo, ahora se refería a algo como un secreto compartido. la responsabilidad de comportarse y no abrumarla con su efusividad surgió sin siquiera planteársele ninguna advertencia. ' sukja... ¿sukja? ' pronuncia una, dos veces, asegurándose así de que no trastavilla con las vocales. ' mi nombre es veera. ' toma de su mano en un apretón suave que dura bastante poco pues casi de inmediato esconde ambas palmas entre las rodillas. podría retomar la investigación. podría tomarun camino diferente... no tiene que pensarlo demasiado. ' ¿qué dibujbas ahí? ' con la barbilla señala las figuras indescifrables en las esquinas. ' ¿te gusta dibujar? ' eventualmente dobla los brazos por encima de la superficie de madera, donde cómodamente puede descansar la barbilla mientras intenta ver un poco más de cerca el papel.
“Es más... hm.” Por un momento, parece meditar bastante la pregunta. “Usualmente soy curiosa. Pero esta vez creo solo... han sido muchas personas nuevas en un día.” Una o dos era un número manejable para ella, más el inmenso despliegue de compañeros a su alrededor y el furor de éstos para completar la misión resultaron ser una combinación más atosigante que lo esperado. Cuando él pregunta, Sukja asiente suavecito y luego ladea el rostro. “¿Naciste en Escocia? Esta es mi primera vez en Europa, es bastante diferente de donde vengo. Pero muy lindo, de todas formas.” Escucharlo le resulta algo sereno, no sabe si es gracias a su forma de hablar o el hecho de que el ambiente mismo se encuentre tranquilo. Fuese cual fuese la razón, para la pelirroja es una sensación agradable. “No te preocupes, pregunta con toda la confianza que puedas tenerle a una desconocida.” Le asegura tras una risilla ligera, mientras aprovecha para tener a la mano su expediente. En las esquinas de la portada, pueden verse unos que otros garabatos. “Antes de comenzar—” se levanta un poco de su asiento y le extiende su mano, “Mi nombre es Sukja.”
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escudriña la expresión de la fémina en cuanto intenta ponerse de pie, la pequeña tensión que sólo podía ocasionar el dolor no pasa desapercibida por el mayor. ' no lo dudo. ¿quieres que te ayude? te puedo llevar en la espalda para que no fuerces la articulación. ' esta vez es un ofrecimiento genuino, sin planes de fondo que busquen incordiarla. podía ser insensible pero no tanto. ' ni siquiera se te ocurre rechazarme, eh, ¿un tobillo y un corazón herido? la enfermería no necesita dos pacientes, ' se acuclilla dándole la espalda, asumiendo y esperando que esta vez confíe un poquito en él. ' vamos, sukja, no tenemos todo el día. ' apremia no por impaciente sino para que no piense tanto al respecto.
“¿Tú crees?” Sus ojos no parecen querer despegarse de él, al menos no mientras bufa. Justo cuando siente que no puede esperar menos, allí está él luciendo muy a gusto con el jugueteo que acaba de hacer. Su primer instinto es moverse un poquito hacia atrás, aunque no lo suficientemente rápido como para evitar el roce de dus dedos. En cambio, se toma unos momentos para retirar la soga, antes de tomar el agarre ofrecido. “Están — ah, estaban bien. Cuando no los estaba usando, ya sabes.” El suspirito que deja salir resulta ser un p��simo camuflaje para el quejidito que lo acompaña. Al afirmar su pie izquierdo, puede sentir un poco de dolor tensándose en los alrededores de su tobillo. “El izquierdo duele... Creo que lo mejor será que vaya a enfermería antes de que empeore.”
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' depende de qué consideres en orden. ' ríe torpemente (o nerviosamente) mientras la otra arregla el pequeño desastre en el que se había convertido a causa de su propio descuido. ¡uno de tantos! pero era demasiado tarde para actuar como si no le dolía en lo más mínimo, ¿cierto? porque aunque no pareciera, le avergonzaba más ser cuidado por alguien que conocía en comparación a un completo extraño. ' sólo... sólo las palmas. pero no es grave, ' musita antes de fruncir los labios. al hacerlo, sus mejillas se tensan y los hoyuelos aparecen como por arte de magia. ah, eso sin mencionar los rapones que seguramente tendría en las rodillas. ' espera, no entremos a la casa. no quiero que otros me vean... así, ' suspira bajito. por su propia cuenta intenta buscar un grifo en el exterior de la casa. ' en algún lugar deben conectar la manguera... '
“¿Está todo en orden?” Es lo primero que se le viene al pensamiento cuando lo ve acercarse medio tambaleante. Pronto sus manos están sacudiendo el polvo de más retirándlle las hojitas de encina, como si fuera una rutina más, aunque nunca antes hayan pasado por una situación similar juntos. Cuando (cree) verlo mejor compuesto, sus dedos se dedican a hurgar entre las cosas de su bolso. “Tengo un par por... aquí. ¿En dónde te lastimaste? Deberíamos ir adentro a limpiarte las heridas que tengas...”
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' es de pistacho y menta con chocolate, ' la sonrisa gradualmente se hace más amplia. sabía que no era del gusto de todos, él mismo no había sido fan de aquel sabor tan controversial sino hasta hacía pocos años. ' sí, no supe expresarme con el vendedor y parece que elegí el helado de la promoción. aunque no puedo decir que pierda. así puedo lograr que me acompañes un rato. ' de hecho, sentía que las últimas semanas no habían sido amables en tiempo para ellos. ya empezaba a extrañar la compañía de la pelirroja. ' quizá debí practicar una o dos cosas de italiano en el tren... '
“¿Es de pistacho?” Su pregunta está lejos de sonar desilusionada. De hecho, por cómo estira las comisuras de sus carmines y estira de a poco su mano para recibir el helado, la pelirroja luce bastante contenta. “¿Conseguiste un dos por uno?” Le pregunta con cierta curiosidad brillando en sus írises.
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Sus puños se cierran apretando la tela de los pantalones. Esa es su manera de contenerse para no levantarse y estrujarla entre los brazos, con todo un mundo de sentimientos balanceándose entre el amor, la felicidad y la tristeza, como único motor.
"Aunque te advierto que quizá tengas que compartir cama con Mao. Intento convencerlo para que también viaje." En una risita se le escapó aquello que no era del todo tangible; su larguísima dificultad para soltar. Aunque lucía tranquilo, prácticamente listo para dar el paso que seguía, en el fondo sabía que sufriría cada ausencia las primeras semanas. Y porque quería evitarlo, estaba intentando alargar cuantas despedidas pudiera. "Me alegra que lo veas así. Suena a que Reverie será una buena memoria." Y esperaba que lo fuera, sólo por motivos egoístas.
Ahora que había llegado el fin, aunque atropellado, no sabía cómo sentirse. ¿Estaba contento? Por supuesto. Pero no era lo único que sentía.
"Creo que estoy ansioso por poner muchas cosas en práctica. Conocimientos académicos, y otras cosas de... sentido común." Se encoge de hombros. "Quiero ¿salir? de la jaula y hacer todo tipo de cosas que pensé no podría, y que aquí aprendí que sí. Aunque en unos días me tendrás llorando como bebé porque algunos no estarán tan cerca como para darme un abrazo." Ladea la cabeza. Hablaba de ella.
"Sí volveré, es solo que..." No quiere hacerlo, tampoco quiere admitirlo—no es como que el nudo en su garganta le ayude a explicarse mejor. Sukja tose, como quien está enfermo y no como la persona nostálgica que ha sido toda la vida. Por un momento, con su marcador prefiere rellenar el fondo de la página, que terminar algunos detalles del rostro. "Voy a extrañar a la gente que conocí aquí. Voy a extrañarte mucho."
¿En donde más podría conseguir una sonrisa que le iluminara el día como lo hacía él?
"Pensé en visitar Italia por unos días antes de volver a casa." Si recurre a bromear, es para que el momento no se sienta triste de la nada. Lo último que le gustaría ver de Veera, serían lágrimas correr a lo largo de sus mejillas. "Pero si me estás invitando, Italia puede esperar. Al fin que a Escocia no fuimos ni una vez." ¿Cómo decirle que no en un momento como ese? Si fuera por ella, lo habría empacado con sus pertenencias y se lo habría llevado a Jeju.
La siguiente pregunta le hace frenarse un poco, sin embargo. Sólo cuando marca un par de detalles más en su hoja, es que de sus labios brota una respuesta: "No, realmente." Admite y decirlo se siente como soltar un peso que no sabe que ha estado cargando todo este rato. "Hice muchas cosas a las que no me habría atrevido en otras circunstancias. Nunca pensé agarrarle gusto a entrenar por las mañanas..."
En la sala vacía, lo único que se escucha es su risa ligera.
"¿Te vas contento, Veera? Aún si todo acabó antes."
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' es uno de mis tantos defectos... lo quiero todo y lo quiero rápido. ' se alza de hombros, no precisamente mintiendo porque cuando se encaprichaba con un objetivo no había quien lo sacara de allí. ' ¿mnh? ¿bastante? eso es una sorpresa grata. ' en el fondo, no esperaba ninguna animosidad de parte de la contraria hacia él. descubrir que la había subestimado tira de una sonrisita discreta, quizá más franca que las usuales. ' ah, está bien, no interrumpiré más tu serie. pero me pondré cómodo, con permiso. ' cual confianzudo aprovechó a estirarse sobre el sofá para apoyar la cabeza sobre el regazo ajeno. se removió un poco, buscando el punto más cómodo, y al hallarlo giró para divisar un poco de la televisión. ' recuérdame en qué episodio de este romance intergaláctico estábamos. '
“Uy, qué aburrido — de verdad que no aguantas ni un poquito el suspenso.” Vira los ojos por un instante, éstos no pueden evitar quedarse un momento en la pantalla pausada, antes de volver al más alto. “Pero me atrapaste... al final y sí me caes bien. Bastante, de hecho.” Le asegura tras una sonrisa que desea borrar de inmediato de su rostro. Mentir, incluso cuando la ocasión era perfecta, le parecía nefasto. ¿Es que nadie más sentía el retorcijón en su pecho al decir cosas inciertas? Aún así, una de sus manos deja una pequeña caricia amistosa sobre la pierna ajena. “Ahora que ya nos confesamos, ¿podemos seguir con la serie? ¿O hay algo más de lo que me esté perdiendo?”
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